Mantenimiento correctivo:
Es el que se produce cuando ya ha ocurrido una avería, es decir, cuando se detecta un error en el sistema y hay que subsanarlo. Aunque es un mantenimiento necesario cuando ocurre un imprevisto, puede provocar paradas no previstas en la producción de la empresa, puede implicar costes de reparación no presupuestados y puede no conocerse el tiempo que llevará la reparación.
Mantenimiento preventivo:
Es el que se produce antes de que el error o la avería se desate. Por eso, se trata de un sistema que trabaja para que no se presente ningún problema en el sistema. Un profesional de mantenimiento preventivo es capaz de identificar los factores que pueden provocar un error de este tipo y hacer los ajustes necesarios antes de que suceda.
Su principal característica es que se realiza en un momento en el que el error no se está produciendo, siguiendo un programa elaborado donde ya se ha previsto el procedimiento a seguir. Además, cuenta con una fecha programada para poder ajustar los parámetros necesarios y se sabe exactamente cuándo va a empezar y cuándo va a terminar. Por último, es importante apuntar que normalmente suele estar presupuestado dentro de un contrato de prevención y mantenimiento.
Mantenimiento predictivo:
Su función es disminuir las pausas a causa de los mantenimientos preventivos y minimizar los costes por mantenimiento y pérdida de producción. Para ello, sin embargo, se requiere una inversión en equipos, instrumentos y personal especializado.
Mantenimiento proactivo:
Implica contar con una planificación de las acciones para que los usuarios de los equipos estén atentos para detectar los fallos que se puedan producir y poder evitarlos. Implica realizar informes del progreso de las actividades, los logros y los errores para poder hacer una predicción de los posibles problemas.